El lugar de mi nacimiento 
          fue Bamunpara, conocido en tiempos anteriores como Brahmanpara, tal 
          y como ustedes se dieron cuenta recientemente durante su visita. Estudié 
          en la escuela del pueblo y más tarde asistí a la escuela 
          de Putsuri. En ese entonces mi padre vendió la propiedad de Bamunpara 
          y compró una nueva casa en Rangpur, por lo que nos mudamos a 
          ese distrito. Mi tío materno y su familia vivían a Rangpur. 
          Ellos eran muy ricos e invitaron a mi madre y a mi padre para que se 
          establecieran allí. En ese tiempo las tensiones políticas 
          estaban intensificándose hacia una inevitable división 
          entre India y Paquistán, la cual eventualmente ocurrió 
          en 1947. Luego, mi padre murió en Rangpur, y mi familia y yo 
          regresamos a mi nativa Bamunpara.
         La responsabilidad 
          de mantener a mi familia recayó en mí. A fin de hacerlo 
          fue necesario que recibiera entrenamiento y aprendizaje en algún 
          tipo de profesión. Así que fui para que me entrenaran 
          en un pequeño dispensario que estaba combinado con un hospital 
          de beneficiencia. No sé si todavía existe. Ahí 
          los doctores y las enfermeras eran muy escasos. Atendían un solo 
          doctor y una enfermera, y también yo.
         En esa época 
          era una ley no escrita el que, si recibías de cinco a diez años 
          el entrenamiento de un doctor, se te aceptaba por propio derecho como 
          un doctor. Así que, con ese propósito, iba diariamente 
          a dos distintos dispensarios, situados a dos kilómetros el uno 
          del otro. En cada sitio, abría el dispensario, tras lo cual alguien 
          llegaba, limpiaba y preparaba todo para el día de trabajo.
         Cuando el doctor 
          llegaba y atendía a los pacientes, yo aprovechaba esa oportunidad 
          para divertirme e ir a jugar futbol. Esa era mi rutina diaria. Algunas 
          veces regresaba al hospital y otras, regresaba a la aldea de Nadanghat 
          donde permanecía en la casa de un gran zamindar. Él era 
          un gran terrateniente, y, por lo tanto, muy rico. Yo le simpatizaba 
          a él y a su familia. Era mi buena fortuna que en todas partes 
          le simpatizaba a las personas. Nadanghat se encuentra situado a 12 kilometros 
          de Nabadwip y a 15 kilómetros de Bamunpara.
         Tras de jugar futbol 
          en las tardes, descansaba junto con mis amigos y tomaba una cena, la 
          cual a menudo incluía channa (requesón frito) y 
          sak (espinacas). Luego, regresábamos juntos a la casa 
          de ese gran zamindar, para leer. En aquellos días yo leía 
          novelas, y frecuentemente en las noches me dormía en el cuarto 
          de lectura.
        Atraído 
          a los sadhus
         Un día llegó 
          un grupo como de cuatro o cinco sadhus provenientes de este Math. 
          Los vi por primera vez a eso de las 7.30 de la tarde. Cantaron kirtans 
          y después dieron una charla sobre el Srimad-Bhagavatam. 
          Me sentí atraído por ellos. Uno de los sadhus parecía 
          ser especialmente excelso. Tenía un cuerpo muy santo. Mientras 
          él estaba ofreciendo una plática acerca del Srimad-Bhagavatam 
          me hizo recordar a Srinivas Acharya, dando una charla en la asamblea 
          del Rey Birhambir. Anteriormente había leído mucha literatura 
          Vaishnava y estaba familiarizado con la historia del Raja Birhambir. 
          Él fue el caudillo de unos ladrones (dacoits) antes de convertirse 
          en discípulo de Srinivas Acharya. ¿Han escuchado de esos 
          eventos? De alguna manera, ese excelso sadhu semejaba ser exactamente 
          como Srinivas Acharya dando su discurso.
         Había mucha 
          gente, tal vez unas cien, escuchando su plática. Sentados entre 
          ellos había tres o cuatro zamindares quienes me eran conocidos. 
          Todos ellos eran ladrones (dacoits). Aunque eran ladrones, no obstante, 
          para mí eran como mis abuelos. Constantemente bromeaba con ellos 
          y los fastidiaba, y a veces hasta los regañaba muchísimo, 
          y debido a ello me tenían afecto. De una forma u otra, disfrutaban 
          del regaño que yo les daba.
         Quedé muy 
          impresionado después de escuchar la muy revolucionaria plática, 
          bellamente expuesta por ese brahmachari. No era como las habituales 
          charlas que daban los "gosvamis" errantes y tras escucharla 
          me sentí muy atraído, así que regresé al 
          siguiente día.
         Yo tocaba el tambor 
          mridanga desde muy temprana edad, y sabía cantar muy bien, 
          de manera que poseía cierta capacidad en ese sentido. Cuando 
          llegué ellos estaban cantando Vande guroh sri charanaravindam 
          , y les pregunté que si podía participar con ellos 
          y tocar la mridanga. Se sorprendieron ante mi petición 
          pues yo era sólo un joven aldeano, sin embargo, me dieron la 
          mridanga y yo toqué. Ellos quedaron muy impresionados.
         Por ese entonces 
          yo tenía la posición de un cantante profesional, y esa 
          es otra historia. Mi padre fue un muy famoso cantante profesional de 
          canciones Vaishnavas, kirtans, etc. Él era muy famoso 
          en ese distrito y también en otros, y a través de él 
          yo heredé muchas canciones. Él murió cuando yo 
          tenía 14 años. No todos sabían que mi padre, siendo 
          un cantante profesional que dirigía un gran grupo de sankirtan, 
          tenía que cobrar a fin de mantener ese grupo. Él pediría 
          entre 200 y 250 rupias, lo cual era muchísimo en ese tiempo.
        La tristeza 
          de mi tío
         Un día vi 
          a mi tío sentado en la terraza llorando. Él era muy fuerte, 
          y era un peleador de los que usan un palo. De hecho era un famoso peleador 
          de palo, por lo tanto, era muy raro que estuviera en esa condición. 
          Después de verlo le pregunté el porqué lloraba. 
          Entonces él me dijo que acababan de llamar invitando a mi padre 
          para que cantara en una función particular, pero que la persona 
          que había extendido la invitación no sabía que 
          mi padre ya había fallecido. Aquello había conmovido el 
          corazón de mi tío, causándole tristeza.
         Mi tío me 
          dijo que esa persona volvería a llamar, y que él no tenía 
          a nadie para que cantara en lugar de mi padre. Le dije a mi tío 
          que había una solución y que aceptara la invitación. 
          Él pareció sorprenderse, y me preguntó: '¿Quién 
          cantará esas canciones?' Le contesté: 'Yo las puedo cantar'. 
          Mi tío nunca antes me había escuchado cantar, y me preguntó 
          cómo había llegado a conocer esas canciones, pues en ese 
          entonces yo era demasiado joven para escuchar las canciones acerca de 
          los pasatiempos del Madhurya Rasa de Sri Sri Radha-Krishna. 
          Mi padre no me permitiría cantar esos kirtans pues me 
          consideraba no cualificado por ser tan joven. No me era 
          permitido escuchar canciones de una clase tan elevada; no obstante, 
          yo estaba sumamente atraído a ello. Por eso, cuando mi padre 
          iba a cantar, lo seguía y me ocultaba en un arrozal cercano donde 
          podía escuchar esas canciones. A veces le tomaría todo 
          un mes el atender todas las invitaciones en una aldea particular.
         Yo me sentía 
          muy inclinado hacia las canciones de Radha y Krishna. En ese entonces 
          mi memoria era muy fresca y yo podía memorizar cada canción 
          que él cantaba. Mi padre también daba lecciones todos 
          los días a algunos estudiantes, mientras yo pretendía 
          leer a una corta distancia de allí. En vez de leer yo le ponía 
          atención a lo que él enseñaba. De esa manera, llegué 
          a estar cualificado. Yo le expliqué eso a mi tío. Aunque 
          quedó sorprendido, me llevó a su casa para que cantara 
          una canción "difícil". La canté completa, 
          y él lloró otra vez y me abrazó. Ahora, él 
          sabía que podría tomar el teléfono, llamar y decirles: 
          'Sí, mi hermano no está aquí, pero el hijo de mi 
          hermano puede cumplir con ese compromiso'.
         Ello sucedió 
          bastante lejos de aquí, a unos 30 kms. De esa forma, comenzó 
          mi primer tarea como un cantante profesional. Después viajé 
          a muchas aldeas y canté muchas canciones. Y así obtuve 
          más experiencia y conocimiento. 
        Mi primera 
          asociación
         Después 
          de haber visto y escuchado a los sadhus, sentí una atracción 
          natural por ellos, y busqué su asociación. Ellos estaban 
          muy complacidos conmigo. Me brindaron cierto Hari-katha (pláticas 
          acerca de Krishna) y me preguntaron el porqué yo estaba jugando 
          futbol. 'En lugar de eso ven con nosotros y platicaremos contigo'. Hasta 
          ese entonces yo no me había asociado con sadhus. Pero, 
          fuertemente, sentí su afecto y me encariñé mucho 
          con ellos. De manera que dejé de jugar futbol y en vez de ello 
          comencé a asociarme con esos devotos. Tal fue el principio de 
          mi asociación con los sadhus.
         Comenzaron por 
          enseñarme que este cuerpo es nada, que la mente es nada, que 
          este mundo es nada, que tu padre es nada, que tu madre es nada que 
          todo es nada, que sólo Krishna es la realidad y todo lo demás 
          es material y temporal. Un día morirás y debes estar 
          preparado para ese momento. Cuando tomas nacimiento, sigue la muerte. 
          Después de muerto, ¿qué harás? No sabes cuando 
          llegará la muerte o adónde irás. En la próxima 
          vida tu padre y tu madre pueden ser un perro y una perra. Tú 
          no sabes quiénes serán tus próximos padre y madre. 
          Ellos predicaban así.
         Siendo yo muy joven, 
          tenía un corazón sencillo, así que creí 
          todo lo que los sadhus me dijeron. Ellos ejercieron una gran 
          influencia sobre mí. Bromeando les pregunté si me llevarían 
          con ellos. Y ellos dijeron: 'Si, te llevaremos, pero, ¿te irás 
          con nosotros?'. Y yo respondí: '¡Sí!'.
         Ya habiéndoles 
          prometido a los sadhus: 'Sí, me iré con ustedes', 
          intenté evitarlo, de manera que no me llevaran. Pero ellos estaban 
          ansiosos por llevarme. De inmediato aceptaron lo que les dije.
         
         Tras de mi súbito 
          'Sí', y de haber accedido a irme con ellos, me sentí muy 
          perturbado. Nunca había mentido en mi vida. A veces pienso que 
          mi única buena cualidad era que nunca había mentido. Cualquier 
          promesa que hacía la mantenía, y yo había hecho 
          una promesa enfrente de los sadhus.
         Por provenir de 
          una familia Vaishnava y por haber leído muchos libros Vaishnavas, 
          estaba muy consciente de la historia de Nityananda Prabhu. El padre 
          del Señor Nityananda había entregado su hijo a Madhavendra 
          Puri, bajo la fuerza de una promesa. Yo conocía esa historia, 
          sin embargo, traté de encontrar alguna forma de evitar la promesa 
          que le había hecho a los sadhus. Consideraba que si los 
          sadhus me decían que no era necesario ir con ellos, entonces, 
          yo obtendría alivio. Sin embargo, no me lo dijeron: 'No, no es 
          necesario que vengas con nosotros', sino que los sadhus siempre 
          me estaban lavando el cerebro. Cada día iba a donde estaban los 
          sadhus y ellos me lavaban más el cerebro. Regresaba al 
          dispensario, luego al hospital, y lloraba pensando: 'Oh, ¿cómo 
          voy a abandonar todo lo que hay aquí? Pero, se lo he prometido 
          al sadhu , así que debo ir con ellos. ¿Cómo 
          puedo evitarlo? 
         Lo consideraba 
          de muchas maneras, pero cuando regresaba de nuevo con los sadhus, 
          recibía más firmeza en la otra dirección: '¡Sí, 
          debo ir!'. No obstante, cada vez que regresaba al hospital trataba de 
          pensar cómo arreglármelas con esa obligación. Tenía 
          muchos compromisos.
        Un plan 
          para encontrar alivio
         Finalmente, de 
          algún modo me decidí por un plan que me daría una 
          última oportunidad de evitar el tener que ir con los sadhus. 
          Consideré que, si modificaba mi promesa y le decía a los 
          sadhus: 'Sí, si hoy mismo me llevan, me iré con 
          ustedes; pero más tarde, no iré', ellos no podrían 
          llevarme ya que al siguiente día iban a llevar a cabo un gran 
          festival en esa aldea. De esa manera yo me vería libre de cualquier 
          compromiso. Yo esperaba que ellos me dijeran: 'Mañana te llevaremos'. 
          Entonces, yo les contestaría: 'No, mañana no puedo, debo 
          irme hoy'. Ese fue mi plan. 
         De esta manera, 
          yo era muy sencillo, y abordé a los sadhus con mi informe. 
          Cuando se los di a conocer, su respuesta fue muy inesperada. Mis palabras 
          les produjeron mucha felicidad, y dijeron: '¡Muy bien, esta misma 
          noche te llevaremos!' Así que esa noche ellos me robaron. 
        Robado 
          por Krishna
         Eran las dos de 
          la mañana y nuestro viaje empezó al cruzar el río, 
          en Nadanghat. A esa hora de la noche no había ninguna lancha 
          para cruzarlo, así que, siendo llevado por el sadhu Jayadwaita 
          Brahmachari, tuve que nadar el río, junto con él. Él 
          era un discípulo de Prabhupad, Srila Bhakti Sidhanta Saraswati 
          Thakur y vivía con Srila Guru Maharaj. Srila Guru Maharaj lo 
          envió a él y a los otros sadhus para que predicaran 
          en Nadanghat.
         Tras algunas horas 
          de caminar llegamos a las afueras del pueblo de Nabadwip y nos detuvimos. 
          Le pregunté al sadhu Jayadwaita Prabhu: '¿Dónde 
          está vuestro ashram?', y él me mostró una 
          simple casa. En esa época aquí sólo había 
          una pequeña construcción de tres habitaciones. Yo me sentí 
          un poco decepcionado.
         Desde mi niñez 
          yo había leído el Mahabharat y el Ramayana 
          y las descripciones del ashram de Vasista, del ashram 
          de Visvamitra y de muchos otros. Conocía esas descripciones, 
          pero este ashram no lucía como aquellos. Aquí sólo 
          había una casa, y me sentí un poco desilusionado. El brahmachari 
          explicó: 'Esta es una construcción pequeña, 
          pero en su interior vive un gran, gran sadhu'. Al ver la casa 
          no tuve sentimientos cordiales y felices. Pero ya había salido 
          de mi aldea y no podía regresar. Me había comprometido, 
          así que tuve que quedarme.
         En ese momento 
          Srila Guru Maharaj estaba caminando en la terraza, cantando en sus cuentas. 
          Entonces Jayadwaita Brahmachari Prabhu me mostró: '¡Él 
          es nuestro Guru. Ven!' Subí a la terraza y Jayadwaita Prabhu 
          ofreció completas dandavats pranams y me dijo que también 
          ofreciera dandavats. Entonces Srila Guru Maharaj preguntó: 
          '¿En dónde encontraste a este muchacho?'. 
         Jayadwaita Prabhu 
          dio una pequeña descripción, y al final dijo: 'De esta 
          forma, este muchacho se ha unido hoy a su ashram'. Srila Maharaj 
          dijo: 'Oh, este es un muchacho inteligente y bueno'. Él pensó: 
          'Si puedo educar a este muchacho, él será una buena arma 
          para nuestra Sociedad'.
         Srila Guru Maharaj 
          me preguntó: '¿Puedes quedarte en el ashram?'. Me 
          quedé sorprendido y pensé: '¿Porqué este sadhu 
          me está preguntando, ¿Puedes quedarte? El que 
          me haya venido a quedar es ya final, entonces, ¿porqué este 
          sadhu me pregunta: ¿Puedes quedarte o no?' En ese momento, 
          yo no tenía ni idea, pero le respondí: 'Sí, puedo 
          quedarme'.
        Primer 
          ayuno
         Eso fue en Nrsimha 
          Chaturdasi, un día de completo ayuno. Nunca antes había 
          ayunado. Después de haber recibido formalmente el tradicional 
          cordón brahmínico yo seguía el Ekadasi y 
          nunca comía granos en ese día, sin embargo, nunca había 
          ayunado. Más bien en esos días de Ekadasi 
          comeríamos alu-dham (un vegetal [subji] de papas) 
          y algunas preparaciones hechas con leche. De esa manera observábamos 
          Ekadasi, con muy buenas preparaciones las cuales tenían 
          un sabor diferente. Pero aquí se me advirtió: 'Esto es 
          Nrsimha Chaturdasi, no se te dará en lo absoluto nada de comer'.
         En ese entonces 
          yo no sabía nada acerca de Nrsimha Chaturdasi y habiendo caminado 
          desde la medianoche, me encontraba muy hambriento, así que le 
          dije a Jayadwaita Prabhu: 'Oh Prabhu, estoy muy hambriento', a lo que 
          él me respondió: 'Hoy es un día de completo ayuno'. 
          Le pregunté: '¿No puedo comer nada?' Él me 
          dijo que podía comer alguna fruta. Pero, ¿dónde conseguirla? 
          Señalé hacia un árbol de papaya cercano. Jayadwaita 
          Prabhu me dijo: 'Sí, puedes comer una papaya, pero debes ofrecerle 
          la mitad a la Deidad y el resto te lo puedes comer'.
         Esa tarde, tras 
          la adoración al Señor Nrisimha, me dieron mucho alu-dam, 
          y al siguiente día hubo un festival muy bonito y mucho prasadam. 
          En especial el arroz dulce (paramanna) estuvo realmente sabroso.
         Después 
          de dos días, regresó de Nadanghat el resto del grupo de 
          predicadores, y me pareció que ya para entonces tenía 
          muchos amigos aquí.
         Srila Guru Maharaj 
          me había visto, y fue mi buena fortuna que se sintiera muy atraído 
          por mí. Él estaba buscando un muchacho que en el futuro 
          pudiera ser como un Guru. Él tenía una formula. Se requería 
          que ese muchacho determinado fuera un brahmín, inteligente, etc., 
          con el potencial para ser un Guru. En ese tiempo Srila Guru Maharaj 
          buscaba a alguien para prepararlo en continuar su sucesión discipular. 
          Cuando me vio, me examinó. Él llamó a Krishna das 
          Babaji Maharaj y a otros de sus amigos, e igualmente les pidió 
          que me examinaran.
         Cada uno de ellos 
          le dio a Srila Guru Maharaj Maharaj un muy buen reporte acerca de mí. 
          Entre ellos estaba Rama Didi, la hermana de Srila Guru Maharaj, quien 
          todavía reside aquí en el Math ( Esta historia fue contada 
          en 1998  Editor) Ella recuerda todo. Rama Didi le dijo a Guru 
          Maharaj: 'Sí, creo que este es un muy buen muchacho'. Srila Guru 
          Maharaj también le dijo a ella: 'Rama Didi, mira a este muchacho; 
          ¿será bueno o malo en el futuro?' Rama Didi dijo: 'Del futuro, 
          nada puedo decir, pero ahora parece bueno'.
         Al principio yo 
          estaba un poco dudoso acerca de si lo que había hecho era correcto 
          o incorrecto. Yo era muy joven y había tomado ya la decisión 
          de dejar mi casa y unirme al Math, pero ciertamente ello había 
          sido hecho por emoción, no por devoción. Al principio 
          me sentía muy infeliz, pero después, cuando Srila Guru 
          Maharaj me dio su misericordia, llegué a ser feliz.
         De una manera u 
          otra, aproximadamente después de un mes, fui con Srila Guru Maharaj 
          al Distrito de Midnapore. Midnapore es el lugar donde se encuentra el 
          Math de Sripad Jajavar Maharaj. Para ese entonces ya Srila Guru Maharaj 
          había llegado a declarar que si podía preparar a ese muchacho, 
          se convertiría en su sucesor. Entonces, surgió una fricción 
          con los brahmacharis de nuestro Math, incluso con ese brahmachari 
          que me leía el Bhagavatam, quien previamente me apreciaba 
          mucho y que muchas veces me llevaba con él. Cuando ellos escucharon 
          lo que Srila Guru Maharaj manifestó, todos se pusieron muy envidiosos 
          y desde ese día comenzó mi vida de lucha. 
         De Midnapore nos 
          fuimos enseguida a Puri, junto con Srila Guru Maharaj, para el programa 
          del Ratha Yatra. Teníamos quince días disponibles y Srila 
          Guru Maharaj nos envió para predicar a un distrito llamado Ganjam.
         Después 
          de ese programa de prédica, cierto brahmachari no quiso 
          llevarme a Puri para el Ratha Yatra. Srila Guru Maharaj se puso muy 
          enojado, y le envió un telegrama para que me llevara de inmediato. 
          Realmente, llegamos apenas en el día del Ratha Yatra y Srila 
          Guru Maharaja regañó a ese brahmachari: 'Él 
          es un muchacho nuevo y no ha presenciado antes el Ratha Yatra, ¿porqué 
          no querías darle una oportunidad de ver el Ratha Yatra?' De manera 
          que lo regañó severamente.
         En aquella época 
          la regla en el Math era que un nuevo aspirante debía vivir un 
          mínimo de seis meses aquí, antes de ser tomado en cuenta 
          para la iniciación. Sin embargo, Srila Guru Maharaj rompió 
          esa regla y me dio iniciación en el día del Ratha Yatra. 
          Me llamó y me dijo: 'Ahora te voy a dar la iniciación'. 
          Hubo una objeción de la otra parte no directa, sino indirectamente, 
          pero a Srila Guru Maharaj no le importó. En aquella ocasión, 
          en Puri Dham, me dio la primera iniciación. Srila Maharaj me 
          advirtió: 'Cuando cantes, hazlo atentamente, y no pienses en 
          checar el tiempo'.
        Días 
          activos en el Math
         Yo trabajaba el 
          día entero. Por naturaleza era muy inquieto, y siempre sentía 
          que debía estar haciendo algo. No podía estar en ningún 
          lado sin trabajar. Así que todo el día trabajaba, pues 
          sentía que siempre necesitaba estar haciendo algo. Si nada había 
          que hacer aquí en el Math, me treparía al alto bambú 
          que servía como un asta de bandera, luego me bajaba y de nuevo 
          me volvía a subir. Hacía esto en las tardes, mientras 
          los demás descansaban o dormían. Yo no descansaba en ese 
          rato. En otras ocasiones me trepaba a un gran árbol de mango. 
          
         Durante el primer 
          año en que me uní al Math, hubo muchos mangos, y ávidamente 
          me treparía a los árboles y comería mangos mientras 
          me sentaba en las ramas. Todos se quejaban de mí, mas yo no tenía 
          temor, es decir, era un muchacho aldeano intrépido. 
          Y continúo siendo intrépido. Siempre siento que el Señor 
          Shiva está conmigo, dándome su protección. 
         En mi juventud 
          entraba en la selva donde había tigres, osos, y muchos otros 
          animales peligrosos, sin embargo, cruzaba esa selva felizmente. Cuando 
          vivía en las aldeas siempre sentía que tenía la 
          protección del Señor Shiva. 
         Aún, hoy 
          en día, siempre siento la protección del Señor 
          Shiva; que Él siempre está cuidando a su propio hijo. 
          Nací por una bendición del Señor Shiva, y debido 
          a esta especial oportunidad soy una persona intrépida. Tal es 
          el principio de la historia de mi vida.
        El sirviente 
          personal de Srila Guru Maharaj
         Srila Guru Maharaj 
          me aceptó y me dio su propio servicio (seva) personal. 
          Me ocupé de todo el servicio (seva) personal de Srila 
          Guru Maharaj, y él constantemente me enseñaba muchas cosas. 
          Después de cerca de unos seis meses, tal vez un poco menos, Srila 
          Guru Maharaj hizo arreglos para que estudiara sánscrito con un 
          pandit que estaba viviendo en el pueblo de Nabadwip, y yo iría 
          allí todos los días. Pero un dia, de repente vi a mi tío 
          por el camino. Él me reconoció. Aunque en ese tiempo yo 
          era un bramachari en ropa azafrán, de inmediato me reconoció. 
          'Oh, aquí estás. Te buscamos en muchos lugares pero no 
          te encontramos, y aquí estás, en Nabadwip'. Yo le dije: 
          'Sí, sí, aquí estoy. Estoy viviendo en el Math. 
          Por favor, venga al Math. ¡Por favor, por favor, venga! Estoy ahí'. 
          Él me preguntó: '¿Dónde está tu Math?', 
          y le dije la verdad.
         Ese fue mi error. 
          Si le hubiera dicho una mentira, entonces él no me hubiera localizado, 
          pero le dije la verdad: 'Estoy viviendo en el Sri Chaitanya Saraswath 
          Math'.
         Al siguiente día, 
          como a las 10.30 de la mañana, vinieron doce gigantes y mi tío, 
          acompañados también de algunos panditas. Ellos 
          se encontraban en Nabadwip en ese momento. Cuando llegaron yo estaba 
          instalando una cerca enfrente del Math. Ellos me agarraron y trataron 
          de llevarme por la fuerza, diciendo: 'Oh, aquí está nuestro 
          muchacho'. Ellos intentaban llevarme y yo gritaba fuertemente: '¡Oh, 
          me llevan! ¡Me llevan!' Con todo mi agradecimiento, en ese momento 
          se encontraba allí un enorme goala (de la casta de lecheros), 
          quien tenía mucho respeto por Srila Guru Maharaj y que también 
          solía servirlo. Su nombre era Ashwini Ghosh. Lo llamé: 
          '¡Ashwini, ellos me están llevando fuera de aquí!' 
          Ashwini vino y los atajó: '¿Por qué se llevan a este 
          muchacho?'
         Ellos respondieron: 
          'Es nuestro, ¿porqué no hemos de llevárnoslo?' Ashwini 
          replicó: 'Si ello es verdad, primero deben ir con Maharaj y decírselo, 
          luego se lo llevan'. Ellos notaron que el goala era muy fuerte 
          y que probablemente era un dacoit. En ese entonces, muchos de 
          los goalas de aquí eran dacoits. Especialmente 
          en esta área, habían muchas familias famosas de dacoits 
          , y todos lo sabían. Así que mi tío y sus amigos 
          no pudieron usar la fuerza, y tuvieron que ir con Guru Maharaj para 
          platicar con él. 
         
         Srila Guru Maharaj 
          les dijo: 'Si ustedes pueden derrotarme, entonces podrán llevarse 
          a su muchacho, pero si no pueden vencerme, entonces deberán dejarlo, 
          ¿de acuerdo?' Había tal vez unos tres panditas Vedantas, 
          y cada uno de ellos se consideraba a sí mismo como un gran pandita 
          (erudito). Ellos pensaban que: 'Sí, eso no será un problema', 
          y estuvieron de acuerdo. Ellos regresaron al día siguiente, y 
          fueron fácilmente derrotados por Srila Guru Maharaj. Lo volvieron 
          a intentar dos veces más, en dos días, pero en cada ocasión 
          fueron derrotados. Así que no pudieron llevarme, y tuvieron que 
          comunicarle esas noticias a mi madre. Entonces mi madre vino aquí; 
          de ese modo, ocurrieron muchas cosas.
        'Este 
          muchacho será mi sucesor'
         Durante esa época, 
          en el Math, unos cuatro o cinco de los brahmacharis eran muy 
          poderosos. Tres de ellos eran particularmente cualificados y esperaban 
          que uno de ellos fuera escogido para ser el Acharya de este Math, 
          después de Srila Guru Maharaj. Pero cuando Srila Guru Maharaj 
          declaró que: 'Este muchacho será mi sucesor', todos ellos 
          comenzaron a pelear conmigo.
         En ese tiempo teníamos 
          una rama en Calcuta, en la casa de Srila Bhaktivedanta Swami Maharaj. 
          Srila Swami Maharaj le había dado dos habitaciones a Guru Maharaj 
          para predicar. Él fue el único capaz de inspirar a Srila 
          Guru Maharaj para que dejara Nabadwip y fuera a Calcuta. También 
          se habían hecho los arreglos con dos panditas para que 
          yo estudiara gramática, el Kavya, el Vedanta, etc. 
          También, todos los días Srila Swami Maharaj directamente 
          me enseñaba muchas cosas. Realmente, Srila Guru Maharaj fue mi 
          maestro, y su erudición se hallaba más allá de 
          toda comparación. 
         Ese año 
          nos quedamos allí durante tres meses, luego, en Vrindavan, por 
          tres meses, y en otro lugar, por otros tres meses, así que siempre 
          estábamos viajando por diferentes lugares. Todo el tiempo mi 
          principal maestro era Srila Guru Maharaj, y adondequiera que íbamos 
          Srila Guiru Maharaj siempre empleaba para mí a otro instructor 
          más. En Vrindavan, mi maestro fue Visvambar Babaji Maharaj. El 
          era un buen, muy buen babaji. No puedo creer cuán bueno 
          era. Veinte años después, estando en Mathura, escuché 
          que él todavía vivía, así que fui a visitarlo. 
          Ese Babaji Maharaj, después de verme, me ofreció dandavats 
          completas, ¿qué más puedo decir? Yo estaba muy sorprendido 
          y atónito cuando vi a ese gran, gran babaji.
         Todo mundo le respetaba 
          como a un babaji pandita altamente cualificado. Le había 
          ofrecido las dandavats de un brahmachari por cortesía, 
          pero él me había ofrecido a cambio unas dandavats 
          completas, lo cual me dejó sorprendido, y le dije: 'Babaji, 
          yo soy su discípulo, usted es mi maestro. ¿Por qué 
          hizo esto? Siento que cometo una ofensa al aceptar semejante respeto 
          de usted'. Babaji Maharaj replicó: '¡Je, Baba!, 
          viéndote a ti, siento que Mahaprabhu se encuentra frente a mí 
          y le ofrezco dandavats a Mahaprabhu. Tú podrás 
          ser mi estudiante, pero el verte me produce tal recuerdo de Mahaprabhu 
          que no podía ofrecer algo menos. Ello no fue para crear una ofensa'.
         He visto cuán 
          humildes y tolerantes son todas las gentes en Vraja-Dham. Ellos 
          toleran mucho, pero este Babaji tenía una mentalidad excepcionalmente 
          renunciada. Aunque que él era un babaji sahajiya 
          mi sentimiento fue el de ofrecerle dandavats. En ese momento 
          la etiqueta habitual había sido temporalmente retirada.
         En todo caso, somos 
          seguidores de Srila Saraswati Thakur. Sin duda que el sendero de ese 
          babaji era un poco diferente, con todo, yo no sabía cuán 
          calificado era, por eso yo debía darle dandavats. De manera 
          que le ofrecí respetos a ese babaji, pero me quedé 
          muy sorprendido de ver su comportamiento. El fue mi maestro y me reconoció 
          como su joven estudiante de veinte años atrás.
        Atado 
          por el afecto 
         A medida que pasaba 
          el tiempo Srila Guru Maharaj me daba más y más afecto. 
          Realmente, al principio, yo quedé atado por su afecto, y no por 
          la Conciencia de Krishna. Fue sólo su afecto y su atención 
          lo que me dió la excelente oportunidad de permanecer en esta 
          línea de la Conciencia de Krishna. 
         Anteriormente supe 
          tantas cosas acerca de Krishna, Mahaprabhu, Nityananda Prabhu, y del 
          Pancha Tattva, debido a que nací en una familia brahmín 
          Vaishnava en donde siempre tenían lugar tales discusiones. Tuve 
          unos buenos antecedentes, pero ello no fue la causa de mi permanencia 
          en el Math. La causa fue el afecto de mi Guru Maharaj. Después 
          de entrar al entorno de la Conciencia de Krishna, fue Srila Guru Maharaj 
          quien me dio inspiración, y a partir de entonces esa inspiración 
          siempre ha crecido, no ha disminuído.
         También 
          recibí mucha ayuda, demasiada, de sus hermanos espirituales. 
          Ellos fueron muy buenos y me dieron siempre un "alimento" 
          substancial de la concepción Krishna. A través de ello 
          tuve la oportunidad de no criticar ni maltratar a nadie. Hoy en día 
          veo mucha crítica y maltrato a los demás, pero Srila Guru 
          Maharaj siempre elogiaba a otros Vaishnavas y nunca criticaba. A veces, 
          para protegernos y guiarnos nos daba alguna información acerca 
          de ellos, pero de una manera muy honorable. Así que la posibilidad 
          de que yo cometiera una ofensa contra los Vaishnavas era muy reducida.
         Recibí muchísima 
          ayuda de sus hermanos y hermanas espirituales, y de vez en cuando la 
          hermana de Srila Bhakisidhanta Saraswati Thakur también venía 
          para ver a Srila Guru Maharaj, y ella también (me) daría 
          sus bendiciones.
         Fue muy benéfico 
          para mí el que, desde el inicio de mi vida aquí en el 
          Sri Chaitanya Saraswat Math, bajo los pies de loto de Srila Guru Maharaj, 
          recayera sobre mí la misericordiosa mirada de muchos caballeros 
          y damas Vaishnavas.
         
        Traducción 
          de Anu Krishna Prabhu y Madhuchanda Devi Dasi
        Revisión 
          de Jai Balai Dasa