Capítulo IV
Sri Chaitanya
Bhagavata Adi Lila
OH, Señor, considérame misericordiosamente, para que mi ilusión se disipe y sea capaz de servirte y adorarte día y noche.
La maravillosa aparición del Señor incrementó la felicidad de todos en la casa de Srimati Sachi Devi. Ambos corazones, el de Sri Jagannatha Mishra y el de Srimati Sachi Devi experimentaban olas de gozo al ver el bello rostro del Señor.
Sri Viswarupa levantaba a su hermano en brazos y sonreía regocijado hacia el Señor Supremo, la morada de toda la dicha trascendental.
Los amigos y parientes cariñosamente rodeaban todo el tiempo al Señor. Algunos cantaban mantras de encantamientos en la habitación del Señor para protegerlo. El Visnu Raksa Mantra (invocando la protección del Señor Visnu) o el Devi Mantra (invocando la protección de Durga Devi) eran cantados mientras circunvalaban la casa del Señor. Y cuando lloraba, derramando lagrimas de Sus ojos de Loto, sólo el sonido del sagrado nombre de Krsna lo calmaba, finalmente todos comprendieron el mensaje secreto y siempre que el Señor lloraba, de inmediato cantaban el nombre del Señor Hari.
Los semidioses se hallaban de humor jovial y decidieron hacer algunas bromas a la gente que siempre rodeaba a Nimai. Un semidiós en un cuerpo espiritual caminaba quedamente por la casa, sin ser visto por los ojos humanos. Cuando la gente veía una sombra deslizándose, exclamaban. ¡Ahí va un ladrón!, afligidos de terror, algunos de ellos cantaban a gritos ¡Nrsimha! ¡Nrsimha!, otros murmuraban el Aparajita Stotra (oraciones a Parvati devi, la esposa del Señor Siva) por protección. Muchas personas circunvalaban la casa cantando diferentes mantras y oraciones, una gran conmoción se escuchaba desde el interior de la casa de Srimati Sachi Devi. Los semidioses se habían congregado para ver al Señor, pero creían que habían entrado ladrones. Algunos gritaban, ¡Agarren al ladrón!, ¡un ladrón! Cantaban continuamente "Nrsimha, Nrishimha". Un sacerdote brahmán dotado de poderes para exorcizar fantasmas, amenazaba a los semidioses invisibles; "son muy afortunados de poder escapar hoy, no conocen el tremendo poder del Señor ir Nrsimha dev."
Sin ser vistos por nadie, los semidioses se reían para sí. Así pasó un mes. Completando un mes de confinamiento; periodo de contaminación después del nacimiento del niño. Srimati Sachi Devi fue al Ganges a tomar un baño junto con las otras mujeres.
Entre cantos y clamores gozosos, Sachi Devi se bañó en el Ganges. Adoró a Ganga Devi, para adorar después Sasthi, una diosa del pueblo. Luego adoró a diferentes semidioses con los ritos apropiados; Sachi Devi y las mujeres, regresaron satisfechas. De acuerdo con la costumbre social, Sachi Devi ofreció a las mujeres arroz asado, plátanos, aceite, polvo bermellón, nueces y hojas de betel. Las mujeres bendijeron al niño y ofrecieron sus respetos a Sachi Devi y regresaron a sus hogares.
De este modo el Señor Supremo Chaitanya llevó a cabo Sus pasatiempos infantiles. Sin la misericordia del Señor estos pasatiempos infantiles son incomprensibles.
El Señor como niño, lloraba frecuentemente, la verdadera intención de su llanto era inducir a todos a cantar el nombre sagrado de Dios. Las mujeres trataban de Calmarlo, pero el lloraba más y más. En cuanto cantaban "Hari, Hari" una brillante sonrisa se extendía a través de Su rostro exquisito, parecido a la luna. Descubriendo que esto le complacía, todos se juntaban y repetían en nombre del Señor Hari, aplaudiendo con las manos. Felices cantaban reunidos y en la casa de Sachi Devi resonaba el nombre del Señor.
Desconocidos para todos, los pasatiempos infantiles del Señor Chaitanya en la casa de Jagannatha Mishra, fueron similares a los pasatiempos infantiles de Krsna Gopal. Cuando nadie estaba presente en el cuarto, intencionalmente tiraba cosas después de derramar la leche, la mantequilla o el aceite en el suelo. Presintiendo que Madre Sachi se aproximaba, rápidamente se acostaba y empezaba a llorar, Madre Sachi lo pacificaba repitiendo el nombre del Señor Hari hasta darse cuenta de lo tirado sobre el suelo. "¿Quién había desparramado el arroz, la harina y el frijol?. ¿Por qué estaban los potes de queso y leche rotos sobre el piso?." Nadie podía explicar quién había hecho esto. Ahí en la casa estaba solamente un niñito de apenas cuatro meses de nacido. La curiosidad atraía a todos hacia la habitación, pero no podían encontrar ni rastro del culpable. La conjetura de algunos era, " debe haber venido un demonio, pero debido al efecto de los mantras no pudo lastimar al bebé. Se debe de haber enojado por no poder dañar al niño, tiro todo y escapó". Este incidente dejó bastante perplejo a Sri Jagannath Mishra, pero pensando que era una manifestación de la providencia, no lo comentaba. A pesar del extenso daño, ambos, Sri Jagannath Mishra y Sachi Devi sentían su pesar aliviado al ver el rostro del niño.
Los días pasaban envueltos en el misterio hasta que llegó el día de la ceremonia del nombre. Sri Nilambara Chakravati y otros eruditos y amigos se reunieron allí. Respetables, mujeres castas, frescas y relucientes como Laksmidevi, la Diosa de la Fortuna, asistieron a la ceremonia con saris hermosos. Todos discutían qué nombre debía llevar el niño. Algunas mujeres hacían una sugerencia, otras, una diferente. "Este niño no tendrá hermanos o hermanas menores, así es que siendo el último hijo de la familia. Debe llamarse Nimai," dijo una señora.
Después de considerar todos los puntos, los eruditos dijeron que había solamente un nombre adecuado para el niño. En cuanto El nació, la hambruna terminó en la tierra y los granjeros fueron bendecidos con una larga lluvia. Condiciones felices y sanas regresaron a la tierra con Su nacimiento, era similar a la historia ancestral del Señor Narayana protegiendo y sosteniendo al universo durante su devastación. De ahí que su nombre será Sri Viswambara (el sustentador del mundo). Esto ha sido confirmado en Su horóscopo, por que El es el portador de la antorcha más brillante en Su casa. Nimai, el nombre dado por las respetables mujeres, será Su segundo nombre. Su nombre fue otorgado en un momento propicio, cuando todas las indicaciones planetarias eran correctas y en medio de la lectura de los brahmanes del Bhagavad Gita, Srimad Bhagavatam y de los Vedas.
Los semidioses y los humanos estaban reunidos en esta ocasión y ofrecieron sus bendiciones. Cantaron todos los auspiciosos nombres sagrados, mientras hacían sonar las caracolas, y las campanas. Arroz, paddy, libros, paddy asado, monedas, oro y plata fueron colocados ante el niño para ser tocados (probando la tenencia del niño). Sri Jagganath animaba a su hijo. "M querido Viswambara, toma aquello que desea tu corazón". El hijo de Sachi Devi , el Señor Supremo, ignoró todos los objetos y escogió el Srimad Bhagavatam y lo abrazó. Las mujeres glorificaron fuertemente al Señor. Todos estaban impresionados y decían, "será un gran erudito". Algunos comentaban que el muchacho se convertiría en un gran devoto Vaisnava con una extraordinaria capacidad, de captar con facilidad el significado de las escrituras.
Cualquiera que vio la encantadora sonrisa del Señor Viswambara quedó extasiado. Una vez que las mujeres tenían al niño en su regazo, no lo bajaban. Este niño, Señor Supremo, es inalcanzable aún para los semidioses. En cualquier momento que el Señor empezaba a llorar, las mujeres aplaudían y cantaban el nombre del Señor Hari. Al escuchar el canto, el Señor se balanceaba felizmente, bailaba en su regazo. Esto entusiasmaba a las mujeres e incrementaban su canto.
El Señor Supremo, por Su deseo, tenía a todos cantando constantemente el nombre del Dios, con cualquier pretexto. Los Vedas, el Srimad Bhagavatam y otras escrituras, concluyen que ninguna empresa alcanza el éxito sin el deseo del Señor Supremo.
El hijo de Sachi Devi, el Señor Spremo Chaitanya, crecía día a día, motivando a todos a cantar Su nombre sagrado. Cuando el Señor empezó a gatear se veía encantador. Los pequeños cascabeles de sus tobillos eran gratos de escuchar. Se movía sin temor por todas partes atrapando cualquier cosa que veía, fuego, serpientes, cualquier cosa.
Un día una serpiente se deslizaba a través del patio y la atrapó, simplemente para interpretar un pasatiempo, se recostó en los anillos de la serpiente. Cuando los habitantes le vieron, gritaron alarmados. Pero El sonrió tranquilamente y continuó en una posición relajada. La gente gritaba "¡Garuda!." Los padres de Nimai esperaban ansiosos. La serpiente, era en realidad el Señor Ananta Sesa, quien empezó a alejarse cuando escuchó a todos llorando y conmocionados, pero el pequeño Nimai, trató de detenerla. Las mujeres se apresuraron a levantarlo y lo tomaron entre sus brazos; todas lo bendecían para que tuviera una vida larga. Unos parientes amarraron un talismán a Nimai para protegerlo, otros cantaron himnos de bendiciones y algunos vertían agua del Ganges en diferentes partes de Su cuerpo. Pensaron que el niño había obtenido una nueva vida; otros se dieron cuenta de que la serpiente era Ananta Sesa. El Señor Supremo Chaitanya radiante como la luna, trató de regresar repetidas veces a donde la serpiente, pero todos le detuvieron.
Estos pasatiempos no están revelados ni siquiera en los Vedas, y cualquiera que los escucha se libera de la mordida de la serpiente, de la ilusión material.
El Señor Chaitanya, el placer de Sachi Devi gateaba por la casa. La belleza extraordinaria del Señor Chaitanya eclipsaba la belleza de millones de cupidos; hasta la luna radiante se alargaba para contemplarlo... Ensortijados rizos decoraban la forma exquisita de su cabeza, y Sus ojos en forma de Lotos eran como los de Krsna Gopal. Sus largos brazos se estiraban hasta Sus rodillas. Tenía el pecho amplio y labios rojizos. Todos sus miembros eran hermosos. Su complexión roja-sol, era siempre atractiva y Sus dedos, manos y pies eran como flores de Loto. La complexión rojiza del Señor a veces causaba ansiedad a Sachimata; cuando el niño corría alrededor, ella creía ver heridas enormes.
Sachi Devi y Sri Jagannath Mishra, estaban maravillados ante Su belleza. A pesar de estar necesitados, su hijo era para ellos, una fuente de dicha infinita. Cuando estaban solos, murmuraban entre sí: "Me pregunto qué personalidad tan grande ha venido como nuestro hijo. Una personalidad distinguida y elevada ha nacido en nuestra casa, tal vez termine con nuestras miserias materiales. Nunca escuché de un niño tan maravilloso como el nuestro. Baila y sonríe sin parar cuando escucha el canto del nombre del Señor Hari. Cuando llora nada puede consolarlo, pero cuando escucha el canto del nombre del Señor Hari, deja de llorar y escucha."
Desde temprano por la mañana, las mujeres rodeaban al Señor y cantaban fuertemente el nombre del Señor Hari, aplaudían al ritmo del canto y El bailaba lleno de gracia.
El Señor jugaba rodando sobre la tierra, después riéndose, brincaba hacia el regazo de Su madre. Bailaba, movía su cuerpo de una manera tal que nadie podía contener la risa. Nadie podía comprender como el Señor, a través de sus bromas infantiles motivaba a todos a cantar el nombre santo. Era tan vivaracho e incansable, entrando y saliendo fugazmente de la casa; nadie podía atraparlo. Nimai quería probar todo lo que veía à arroz asado, plátanos, sandesh, etc. Era a tal extremo atractivo, que los extraños le daban cualquier cosa que pidiera. Le daban, sandesh o plátanos, y El contento con el regalo, regresaba a Su casa.
Entonces, distribuía la comida a las mujeres que cantaban el nombre del Señor Hari. Todos aplaudían alegres ante la ingenuidad del niño y cantaban constantemente el nombre de Hari.
Vagaba libremente dentro y fuera de la casa; igualmente de mañana, mediodía, tarde o noche. Iba diario a las casas de vecinos amistosos; en unas se bebía toda la leche y en otras se comía todo el arroz. Cuando no encontraba algo de comer, Se complacía rompiendo todo los potes de comida; si encontraba a algún niño pequeño en alguna casa, lo hacía llorar, pero si alguien lo observaba, huía. Si por casualidad alguien lo atrapaba, Nimai tomaba los pies de la persona y rogaba: "Por favor déjeme ir esta última vez. Nunca regresaré. Nunca volveré a robar. Por favor tenga misericordia."
Asombrados ante la inteligencia afilada del niño, nadie podía seguir enojado con El. Al final todos eran afectuosos hacia El. Eran cautivados naturalmente, sólo con verlo y los padres lo amaban más que a sus propios hijos. El Señor de Vaikuntha, el Señor Chaitanya, pasó Su infancia de este modo conmovedor y travieso.
Una vez unos ladrones, vieron al Señor andando solo por las calles. Al ver sus finos ornamentos, conspiraron para robárselos. Uno de los ladrones lo cargó diciendo. "¡Oh,, querido! ¡Oh,, querido!." El otro se le unió diciendo: "¿Dónde has estado tanto tiempo?. ¡Ven rápidamente a casa, querido!", así dijeron los ladrones. El Señor sonrió y dijo. "Si, vamos a casa".
Diligentemente, los dos ladrones escaparon con el Señor en los brazos; los curiosos ignorantes de la calle, pensaban que los verdaderos guardianes del niño, se lo habían llevado. Miles de personas estaban en las calles, pero todos eran extraños entre sí. Los ladrones estaban felices con ellos mismos y con los ornamentos del niño. Dominados por la avaricia, saboreaban el imaginario castillo en el aire, creyendo que robarían los brazaletes de oro. Lo cargaron en sus hombros hacía su escondite, el Señor cabalgaba riéndose para Sí. Un ladrón le dio un sandesh en la mano, el otro le hablaba confortándolo. "Ya casi llegamos a casa".
Los ladrones habían raptado al Señor y huido lejos, cuando los parientes del Señor empezaron a buscarlo. Gritaban. "¡Viswambhara! ¡Ven a casa, Nimai!." Todos empezaron a angustiarse, a inquietarse como peces fuera del agua. Sufrían recordando al Señor, mientras que los ladrones se llevaban a Nimai.
Engañados por la energía ilusoria del Señor Supremo "maya", los ladrones equivocaron la ruta hacía su escondite. En su lugar, llegaron a la casa de Sri Jagannatha Mishra. Desconcertados, pensaron que estaban en su propia casa, y comenzaron a despojarlo rápidamente de Sus ornamentos, "Bájate, ya estamos en casa", le dijeron y el Señor les contestó, "Si, bájenme".
En el interior de la casa de Sri Jagannatha Mishra todos estaban desesperados, sentados con la cabeza entre las manos.
Los ladrones engañados, bajaron al Señor de sus hombros, creyéndose en su casa. Tan pronto como Nimai estuvo en el suelo, corrió directo hacia Su Padre. Un estruendo de gozo llenó la casa, los parientes cantaban fuertemente, "Hari, Hari." Una comprensible transformación inundó a todos, como si la vida hubiera regresado a sus cuerpos.
Los ladrones se dieron cuenta de que no era su casa, pero no podían reconocer en dónde estaban. Aprovechándose de la conmoción, temerosos, abandonaron el lugar furtivamente, sin ser vistos por nadie. Pensando en el extraño y maravilloso incidente, pensaban, "¿Quién nos está jugando trucos? Chandidevi (La Diosa Durga) con seguridad nos salvó hoy" afirmaron, al recuperaron la compostura, se abrazaron el uno al otro. De hecho obtuvieron piedad y fortuna inigualable por llevar en sus hombros a la Suprema Personalidad de Dios.
En casa de Sri Jagannatha Mishra los parientes felices preguntaban "¿Quién trajo al niño de vuelta?. Deberíamos ofrecerle hermosos regalos y amarrar un turbante a su cabeza." Alguien dijo: "Yo vi a dos personas venir con el niño, lo bajaron y se fueron, pero no vi en qué dirección". Todos estaban sorprendidos de que quién trajo al niño, no se hubiera dado a conocer.
Ellos se volvieron hacia Nimai y le preguntaron. "Nuestro querido niño, dinos, ¿Quién te trajo de vuelta? Estamos confundidos".
El Señor respondió: "Fui a las orillas del Ganges, pero perdí el camino a casa y estaba vagando por el pueblo. Dos personas me cargaron en sus brazos y me trajeron a casa".
"Las palabras de las escrituras nunca están equivocadas. La mano invisible de Dios siempre protege a los niños, los ancianos y a los desvalidos." Todos dijeron. Estando confundidos por "Maya", la energía ilusoria del Señor, los parientes conjeturaban de muchas maneras.
De este modo, el Señor Supremo llevó a cabo Sus maravillosos pasatiempos. Nadie puede entenderlos sin la misericordia directa del Señor. Quienquiera que escuche estas narraciones, las cuales son un misterio aún para los Vedas, puede obtener fácilmente devoción exclusiva hacia los pies de Loto del Señor Chaitanya.
Yo, Vrindavana Dasa, ofrezco humildemente esta canción a Sus pies de Loto.
Fín
del capítulo IV
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